martes, 30 de diciembre de 2008

Propósitos del 2009

Siempre buscamos fechas especiales para tomar decisiones importantes. Son muchas veces las que dijimos: “desde el lunes dejo de fumar”, “desde el próximo mes empiezo a hacer ejercicio”, “la dieta la empiezo luego de fiestas”, en fin estas y muchas, independientemente si se empiezan o no casi nunca se toman de un momento a otro. Ni que decir al empezar el año, estos propósitos si que tienen bastante peso (cuando se elaboran).

La mayoría de estos propósitos, tratan de eliminar aquellas cosas que no nos han gustado todo este tiempo, aquellas cosas que “para qué”, hemos hecho muy mal. Este post nace a raíz de toda una tarde envuelto en propósitos de esos que todo el mundo se hace para año nuevo, la verdad es que pedí muchos consejos para hacer una lista de los míos. Ya luego rendido en la tarea, puesto que realmente ninguno de ellos me daba la gana de hacer mío, se me ocurrió uno, lástima que no lo había hecho antes, puesto que no era necesario esperar una fecha fashonesca para el asunto, pero en fin luego de ese uno vino otro y otro, puesto que si hay cosas que siente que no las he hecho tan bien o no he acertado en las determinaciones.
Así que aquí amigos, los únicos que leen mi blog, comparto con ustedes mis propósitos, para que sean testigos y gendarmes de estas listilla:

  • Siento mucho haber gastado en tanto inútil y haber escatimado alguna vez invitarle una copa más a un amigo, por eso este año a ustedes amigos, mientras no falte, la casa invita una copa más y todas las que hagan falta para que los momentos no acaben.
  • Tantas veces deje de leer textos que deseaba mucho hacerlo por quedarme viendo en televisión cosas que en verdad ni siquiera esperaba ni quería ver, por eso este año espero mantener un control remoto sin pilas, un televisor desenchufado y un libro “esperante” con un llamativo y muy simpático separador de páginas en cada uno de mis espacios.
  • Nunca fuí bueno para críticas y me molestaban los consejos que muchas veces los sentia salidos de "Utilísima". Este año anotare cada una de las críticas que me lleguen y pensare en cuanto de cierto pueden tener, además atenderé más los consejos de amigos, de aquellos que no juegan a ser sabios consejeros, sino que siempre tienen algo que decirte.
  • Conoceré más personas, preguntaré por más nombres, escuchare mas historias. Buscaré además lo mejor de cada uno, y será valorado por eso más que enjuiciado por sus imperfecciones.
  • He pecado tanto de quedarme con el mínimo necesario, que este año en la medida de mi recuerdo voy a separar lo que es verdaderamente importante de lo que no, para saber en qué voy a trabajar como si diera en ello la vida.
  • Me confieso culpable de haber pasado muy malos momentos porque el amor no supo portarse digno en distintos momentos, es por eso que este año brindaré por el amor, por sus aciertos, sus errores y fracasos. De amor nadie se muere y las pasiones que a uno lo hace vivir nos hace lo que somos, brindo entonces por lo que soy y se porta el inquieto corazón.
  • Por último haré esfuerzos por no tomar decisiones en base a la seguridad de mi vida, y perseguiré solo la felicidad que me da el saber que, pese a donde estoy y como estoy, hago lo correcto.

Animo a ustedes amigos a que elaboren su lista, la verdad he puesto 7 en la mía y ya me parece demasiado, quizás entonces me sirva de aquí para 7 años.

¡Que el 2009 sea un año de muchos abrazos!

lunes, 22 de diciembre de 2008

Donde los cóndores no son amaestrados

La llegada a Pampamarca no resultaba nada diferente a otras movilizaciones que tuvimos por asuntos de trabajo. Levantarse temprano para coger la combi que luego de 3 horas aproximadamente por caminos de serpenteantes de trocha nos conduciría hasta aquel lugar. Esta vez, según la información recogida nos esperaban: tumbas pre incas, ruinas, un bosque de piedra, una catarata y si teníamos suerte veríamos el vuelo del condor.

Llegamos a eso de las 9 de la mañana con mis compañeros de caminata a paso moderado, Manuel y Helena, a buscar un hospedaje y como es debido un buen desayuno antes de partir. Ya saliendo el dueño del hospedaje nos indicaba el lugar por donde debíamos ir, lo curioso fue que apenas nos indicaba la cima a la que teníamos que llegar su dedo apuntaba allá en lo alto a un cóndor que merodeaba aquel lugar… así que muchachos apurémonos que ya nos perdimos un cóndor, no vaya a ser que nos perdamos otro.

Subimos emocionados todo unos chicos treking, pero al poco tiempo los pulmones nos recordaron que apenas estamos en el nivel aficionados, al concertar que teníamos todo el día para subir y bajar decidimos ir a un paso de acuerdo al nivel. A todo esto es inevitable bajar la cabeza para avanzar unos metros y luego levantar la mirada para ver que tan más cerca de la cima estamos… para luego darnos cuenta de que mucho no hemos avanzado y volver a bajar la c
abeza.

Y así tranquilos y con el espíritu de aventura aún en su lugar llegamos en algo de dos horas al primero punto del itinerario, unas chullpas a mitad de camino. Geniales!!! foto foto y seguir adelante. Luego por un camino rodeando unas rocas que formaban una suerte de entrada, conseguiríamos alcanzar la pequeña ciudadela. Créanme que en vivo y en directo se ven mucho mejor que en fotos, claro que aquí lo que quedan son ruinas de ruinas, pero la distribución de ella fue lo que llamaba la atención. Era en su mayoría bases circulares que de la cima que no tenía mucho espació se extendían hacia abajo por el otro lado del monte. Alfombras de huacos rotos pintaban algunas zonas del piso y explorando la extensión de estas fue que divisamos de pronto el alzar vuelo de dos cóndores que de tan cerca no podíamos evitar el tener preparado los brazos para cubrirnos si es que decidían caricaturescamente venírsenos encima. Manuel o lo captas con tu cámara o te vas a buscar otro!!!, fue el grito de animo para registrar aquel momento.

Luego de ello, seguimos en subida para llegar al bosque de piedras, pese a que el día se había salvado ya por el espectáculo queríamos cumplir al 100 % el itinerario. El ambiente estaría formado por un
piso de arena blanca y unas rocas que en punta formaban un paisaje parecido al suelo lunar o al menos al que todos tenemos en nuestro imaginario. Más fotos, a beber agua, un sublime, una fruta, más fotos aún y emprender la bajada, y saben, que bien se siente bajar, uno puede recorrer tramos largos a paso veloz, brincando o dándose volantines, valga la repetición, que bien se siente bajar.

Como quedaba algo de tiempo, decidimos ir al mirador desde donde se divisaba la catarata, para que bastante simpática, pero de lejitos no más, el camino hacia ella era por otro lado...una excursión especial.

Así que simple y emocionantemente eso. Ya habrá otra marcha.

lunes, 8 de diciembre de 2008

2250 METROS DE BAJADA

Llegaba a Cotahuasi a reanudar mis labores allí, cuando a manera de continuación de saludo, como quien espera a alguien para dar una buena noticia, mi compañero Manuel me avisa de un paseo organizado por la municipalidad de Tomepampa al Lago Pallicocha a 4950, al cual iríamos en volquete. La idea de salir el sábado a las 4.30 de la mañana no me “fascino” tanto como la segunda buena noticia que me daba, regresábamos a píe.

Tenía cierto trabajo programado para el sábado, lo cual me hizo dudar, pero la promesa de ruinas y pinturas rupestres en el camino, me convenció fácilmente. Además el regreso se pronosticaba en 5 horas y me quedaba algo de sábado para avanzar en mis trabajos programados.

Una noche antes preparamos ciertos bocadillos para el camino y a las 4 de la mañana del sábado 22 Manuel y Hélène ya me estaban despertando para coger las cosas y no perder el volquete, que en fin, difícilmente lo hubiéramos perdido porque salio a eso de las 5.30 de la mañana. Encima del vehiculo pasamos por Cotahuasi donde junto al grupo de gente se nos unieron nuestro amigos Nance (Nans) y Manuel (2), bastante experimentados en el tema de subir y bajar montes.

Nos dijeron para pasarnos a una combi, cuando de pronto pasa el chofer contratado de este segundo vehículo, abrazado de un brazo a otro señor y del otro a una botella de cañazo, nos dijo: unnnn momentiiiito, voy a terminarme esta bhotelllllla y los llllevo. Así que volviendo al volquete fuimos saltando en la tolva por 2.5 horas que duro el viaje.

Llegamos al lago y nos soplamos la presentación del criadero de truchas, las palabras de las instituciones que financiaban el proyecto, del alcalde y de tanta gente que tuvimos que escuchar para pasar al desguste de ellas. Una vez con desayuno en el estómago, empezamos a caminar, siguiendo a nuestra guía Helen.

Empezamos el descenso, sintiendo la altura en la respiración y en la aceleración de los latidos. Pero contentos y a paso de guía, avanzamos hasta la zona de vizcachas, estábamos a punto de contentarnos con ver eses de viscacha cuando luego de un buen rato a lo lejos una decidió posar para nosotros, pero corrió antes de que pudiera posar para nuestras cámaras.

Seguimos avanzando, y avanzando y avanzando y nada de ruinas ni pinturas, y ya habiendo pasado un par de horas, la guía dijo que adelante en una cueva es que nos íbamos a detener para el primer pic nic. Llegamos a la cueva, que por cierto de cueva no tenía nada, más parecía el baño de las vacas por lo pintoresco del piso, así que decidimos buscar otra sombra para sentarnos un rato, beber y comer algo.

Luego de ello seguimos avanzando y avanzando, nuestra guía avanzaba a su paso y luego se echaba un buen rato a esperarnos, nuestros amigos alpinistas subían y bajaban y corrían alrededor nuestro… nosotros íbamos a “paso turista”.

Vimos una que otra roca grande en medio del camino, que no se porque razón había que subirla, pero en fin, todos arriba es todos arriba, foto y bajen de nuevo para seguir avanzando.

Subiendo y bajando el monte, nos topamos con un arco de piedra, un pequeño refugio antiguo y una cueva algo profunda a la que llamaban la catedral, pero de ruinas y pinturas, nada. Ya al final la guía nos dijo que no había tiempo para llegar a ellas, puesto que caía la noche y debíamos apurarnos. Habíamos avanzado ya 5 horas y cuarto, desde poco más del medio día.

Cambiamos el “paso de turista” por “paso de inercia” y llegamos al pueblo de Chambi a eso de las 6 de la tarde, justo cuando caía el sol, tan solo pasamos porque había que bajar hasta Tomepampa así que salimos del pueblo y antes de empezar la bajado a “paso de lamento”, tomamos 5 minutos para comer una fruta y beber un trago más de agua. Dos horas duro aquella bajada que amenazaba con grandes resbalones a cada momento, todos con linterna bajamos los últimos 1000 metros, llegando luego a las 8.30 luego de 8 horas y cuarto de caminata, a casa. Fue muy cansado, pero fue lo máximo.